lunes, 1 de diciembre de 2008

REACCIONA, SIRENITA


Sirenita, adoras nadar suavemente con un leve aleteo. Adoras bailar. Cuando bailas, piensas que estás moviendo tu frágil cuerpecito en el agua, y cuando nadas hacia atrás, piensas que estás bailando. Esto da una tremenda armonia a tus movimientos. ¿Por qué te sentirás tan a gusto en el agua? Yo sé porqué. Cuando te deslizas con suavidad y sientes resbalar esa tibieza por tus hombros y tu cintura, te acuerdas de la protección del líquido amniótico, tibio, transparente, allí dentro, nada podia hacerte daño. Tu frágil corazón ya latía a la velocidad del rayo, era de esperar que ésto ya no cambiaría. Hazme caso, vuelve a tu mar, sabes que el haz de luz de ese Sol que adoras, te seguirá llenando de calor, y desde lo más profundo, cuando mires hacia arriba, verás la Luna reflejada en la superficie. La roca seguirá ahí, pero sin tí. Cuando él pase, un dia, y otro, y al siguiente, y no te vea, respirará aliviado, porque no ha tenido que lastimarte explicándote que nunca pertenecerás a su mundo. De todas formas, tu corazón de sirena es tan especial, que ha llegado a sentir que casi alcanzas el suyo.

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