martes, 9 de diciembre de 2008

EL BICHO


Mira mi hermano, tú empezaste con la broma de que no querías el año pasado regalitos de Navidad, que total es un gasto, que odias los comercios en esa época, que patatín, que patatán.
Prometiste que me iba a caer el regalo más feo que encontraras, o el más grande, o el más pesado, y que cuando terminara la cena de Navidad, me lo tendría que llevar debajo del brazo. Bueno, la verdad es que nos reímos mucho con todo ésto. Pero tú estabas de broma, no imaginaste que yo lo iba a llevar a la práctica. No me des ideas hermanito, que ya sabes como soy.
Bajé al chino y estaba dispuesta a pagar lo que me pidieran por aquel animal, imitación de tigre, cuerpo lleno de conchitas de mar, que no alcanzó para los piés, porque parecen cuatro botas militares. La boca amenaza comerte y los ojos te queman viva. ¡Que miedo! No sabía dónde meterlo para esconderlo en la cola de la caja, de la vergüenza que me daba comprar aquello. Papá Noel te lo entregó metido en una caja vieja de una plancha, y fue la delicia de la noche. Se me ocurrió que sería la mascota de la familia, que en cada cumpleaños, se le daría al homenajeado con una libreta y que anotaría todo lo bueno que le pasara hasta que tuviera que entregarlo al siguiente, ¡me encanta inventarme estas cosas! pero no te lo perdono, cuando te llamé para pedírtelo porque tocaba dárselo a mi madrina Elena, me has dicho por teléfono lleno de razón "es que le cogí cariño al bicho, no se lo presto a nadie! Todavía nos reimos. Bueno, como la broma empezó con algo de una columna egipcia y tú no entras a leer mi blog, lo que tú no sabes es que busqué en internet dibujos y este año tú eres el que no te libras de irte con tu columna egipcia debajo del brazo. Ay que la diversión vuelve a estar garantizada. ¡Que bonita es la Navidad!

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