domingo, 7 de diciembre de 2008

AQUELLA FLOR DE PASCUA


El patio del caserón de mi abuela paterna era inmenso, jardín, patio y traspatio, así lo llamábamos. A todo lo largo, el pasillo donde yo dí mis primeros tímidos pasos.
En ese jardín, entre otras flores, crecia la "Flor de Pascua". Sus hojas eran enormes y la flor de un rojo intenso, no consigo recordar si tenia flor todo el año, o solo en Navidad. Era preciosa. A su lado, crecía un Hibisco, nosotros le llamábamos de otra manera, aprendí aqui en España que era Hibisco. Hibisco, o lo que fuera en cubano, era la delicia de mi amiga y compañera de clase, Lidia. Lidia era adorable, color café, traviesa y descaradita, ¡como me hacia reir! su carita morena nunca se me ha olvidado, fuimos amigas hasta que "me llegó la salida" y me marché. Cuando salíamos de clase, la Escuela Secundaria quedaba cerquita de la casa de mi abuela, y siempre íbamos a tomar un vasito de agua fría, ella, yo y algunas más. Ella arrancaba una de aquellas flores y sencillamente ¡se la comía! mi abuela la regañaba y ella, como una cabra, seguia comiendose las flores. Yo por los suelos. ¿Qué habrá sido de ella?
Un toquecito blanco a todo aquel púrpura, lo ponia un jazmin, al atardecer, aquella dulzura llenaba toda la casa y llegaba hasta el portal, donde los mayores se mecian en las mecedoras y conversaban con todos los que pasaban, es que todos eran amigos.
Mientras ellos conversaban, los más jóvenes del barrio nos reuníamos en la sala para "actuar". En Cuba adorábamos a Sarita Montiel, ibamos para el cine matándonos cuando proyectaban una de sus películas. ¡que guapa! Yo tenia una cajita de zapatos con una trenza postiza, "pintalabios" y sombra de ojos que me fabricaba yo misma con alguna crema y rallando un lapiz de color azul. Cada uno tenía un papel, pero yo siempre era Sarita Montiel, ponia la boca como ella y cantaba "hay una pulga maligna...que ya me está molestando...etc., etc." me la sabia enterita. La trenza procedia de la melena negra de mi amiga Iris, que le llegaba a la cintura y yo se la pedi cuando se la cortó, porque siempre me traian rapada. Me he acordado de la Flor de Pascua, porque estamos en época y me han ido apareciendo el resto de los recuerdos. Me ha hecho especialmente gracia acordarme de Sara Montiel. ¿Quien me iba a decir en aquel momento, que dejaria mi tierra para irme a vivir a la de ella, y que iba a tener pasión por un Music Hall de Vigo, donde actores de verdad, no niños como yo entonces, se transforman e imitan a las mas Grandes. ¡Pero lo que es la vida! Nunca sabes lo que llegará.

No hay comentarios: