domingo, 21 de diciembre de 2008

MAMI, LLEVAME A VER AL PAYASITO


A todos los niños les encanta ver la magia del circo, números divertidos, variados, sorprendentes. ¿Habeis observado esas pequeñas caritas? Ojos como platos, apenas pestañean, hipnotizados. Vale la pena.
La niña de mi relato tenía un corazón especial, su mamá la llevó una vez, y ella pidió ir otra, y otra, y otra. A las dos les encantaba y pasaban un rato bonito, después, un helado, un chocolate, o un paseo.
La pequeña adoraba los números de magia, el elefante, el domador, los trapecistas, devoraba palomitas y nubes de azúcar contemplándolos, hasta que aparecía el Payasito. Su pequeño corazón cambiaba el compás de los latidos cuando él aparecia con su ternura, guardaba las chuches porque ya no eran dulces, eran saladitas. Su cariño por aquel personaje se fue haciendo cada vez mayor, tanto la deslumbraba, que todo le parecia gris cuando la función terminaba. El helado, el chocolate y el paseo, no tenian el mismo sabor. Su mami empezó a darse cuenta, vigilaba su sueño con preocupación y le pedia que se lo contara. "Si mami, sueño que corro hacia él, de un salto, me cuelgo en su espalda, mis bracitos hacen un nudo en su cuello y en el huequito de su hombro, meto mi cabecita, mis piernitas se enroscan en su cintura y él me agarra por las rodillas para que no me caiga. Dime, mami, ¿y si ya no me despierto más de este sueño? ¿tienes un jarabito para que no me duela tanto?".
- Mi pequeña, nunca has sido una niña caprichosa, ¿qué es lo que te ha llevado a inventarte este sueño? Iremos dando un paseo hasta la farmacia, y compraremos un jarabito que se llama "tiempo". Verás como deja de doler.
Le dijo su mami, posando sus labios en los pequeños párpados cerrados y húmedos.

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