domingo, 28 de diciembre de 2008

MI QUERIDO HENRY


Mi querido Henry Mancini,
Te descubrí como se descubren las mejores cosas de la vida, sin buscarlas, pero cuando las encuentras, tienes tremendo miedo de perderlas, de que te las roben o por el motivo que sea, de no volver a verlas nunca más.
Una tarde de invierno da para mucho, y tú hoy has sido una magnífica compañía. Lo que yo no sabía, querido Henry, es que has nacido, como yo, un 16 de Abril. ¡Pero es que a mí últimamente me pasan unas cosas!.
Escuchándote y dejando volar mis pensamientos, no he podido dejar de imaginar tus delicadas manos sobre el teclado de tu piano, y pienso que a mí me hubiera encantado aprender a tocar este increible instrumento, tal vez, de la misma manera que deslizo mis yemas de los dedos por las teclas del ordenador, soltando lo que me dicta el corazón, las mariposas que revolotean en mi interior me hubiesen permitido perderme en un piano, soltando sentimientos, con los ojos cerrados. ¿Por qué cerraremos los ojos para saborear sentimientos?
¿Quien te enamoró el alma, Henry, para tocar de la manera que lo has hecho? ¿Cuántos se enamorarían escuchando las melodias compuestas por tí? ¿Cuántos de estos amores, Henry, seguirán juntos, en la tierra o en la eternidad?
Escuchando "Evergreen" y "The Windmills of Your Mind", te he dedicado uno de Mis Pensamientos, Henry. Sin duda, seguirás tocando para los Angeles, tu música celestial.
No bajes la vista, Henry, no vayas a tropezarte con el travieso cerdito que metí esta mañana, para hablar del tocino y la velocidad, después de recibir directamente los rayos del sol en mi espalda. El atardecer y tu música, me han puesto melancólica. No importa, ésto sólo quiere decir que estoy viva. Nada más.

No hay comentarios: