Soy de los pocos que hoy tienen el privilegio de no estar con gripe, de disfrutar de unos merecidos dias de vacaciones, de tener la dicha de estar en compañia de mis hijos y dos yernos. Todos estos ingredientes los he metido en una coctelera, los he agitado, y he obtenido una bomba explosiva. A las siete de la mañana abri los ojos, agarré mi medallita y le pregunté "A ver, Angelito, díme qué será lo mejor, no tengo con quien salir por la noche, ¿se verá raro que una señora sola vaya a una Fiesta Especial Noche de Reyes, por primera vez en su vida?". Me volví a dormir un ratito, y a las ocho de la mañana algo me echó fuera de la cama, le dije "tranquilo, tampoco te me pongas así de agresivo, tú sóplame al oido que yo entiendo, no me cambies los modales". Me fui a la ducha, desayuné y me puse a hacer mis quehaceres con la decisión más que tomada. Estás dos dias dándole vueltas, intentando convencer a unos cuantos, nerviosilla, y cuando tomas la decisión, ¡plaf! te quedas relajadísima. No se hable más. Estoy segura de lo que quiero hacer.
Tomaré un chocolate con churros con mis retoños, iremos todos a la cabalgata de Reyes, cenaremos, sólo que cuando me digan "ahora jugaremos a la Wii", yo me hago la que no "owii" bien, me pondré algún trapillo mono, me pintaré la bemba de colorao, cogeré unos cuantos euritos que no me gastaré en medicamentos, y ¡a divertirme! de manera sana y sin perjudicar a nadie.
El que dirán, me importa un bledo, y el dormir ocho horas, el cocinar la pava de mañana, etc., etc., puede esperar.
El dia de Fin de Año quemé todo lo que cené, de tanto bailar, perdí kilos en vez de ganarlos. ¡Vaya! este ingrediente se me olvidó meterlo en la coctelera, el próximo año tendré que acordarme.
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