Arbolito, sé que si no te recojo hoy, te quedarás unos cuantos dias más, y ahora damos paso a otras cosas. Has estado maravilloso estas Navidades, eres mi Arbolito desde hace unos cuantos años, no he añadido más que una guirnalda sencillísima que encendía de noche, pero ¿sabes? esas bolitas en forma de manzana, este año estaban como iluminadas también de dia. Tal vez han sido unas Navidades más soleadas y tengo la suerte de recibir esos rayitos durante la mañana, que te daban de pleno, o tal vez no, Arbolito, tal vez te he visto así, iluminado de dia y de noche, porque así me sentia yo. Mientras acaricio tus ramitas deslizando por ellas todas esas manzanitas de diferentes colores, los dos escuchamos el CD de Il Divo que me han traido los Reyes, de parte de Jorge, mi retoño pequeño de veintiun años. ¡Que maravillosa música para guardarte todo un año! ¿Que sorpresas me esperarán, Arbolito? Aparte de la llegada de Sara y Lucas, que ya será seguramente la próxima semana, con lo cual, la ternura estará servida, ¡olor a recién nacido! Nunca olvidé el olorcito que desprendieron mis tres soles cuando vieron la luz por primera vez. ¡Vida en mis manos!
Tropecientos años después, me siento como si me hubiese tragado una luciérnaga, pero no, es mi alma, con luz propia, ilumina mi corazón, las mariposas en mi estómago me quitan el apetito, suben a la garganta y ahí se duermen un ratito. Y sueño...y sueño... ¡como brillan las estrellas! si alargas la mano, tienes la sensación de poder tocarlas y desearías robar una para quedarte con ella para siempre...
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