viernes, 9 de enero de 2009

ELLA NO QUIERE MORIR POR EL


Morir por él. Podría ser una expresión romántica, pero ¡tan triste!
Ella tenía el corazón dormidito cuando empezó a escuchar su voz. Ahora no encuentra música más armoniosa que ese sonido. A ella se le ha tatuado en la piel su nombre, de manera invisible y permanente. Cada vez la sorprende, y cada vez ella se deja sorprender. Ella no consigue separar la ternura de la admiración, la melancolía de la alegría. Demasiada vida en fuertes sentimientos, demasiada ansia en conseguirlo contra viento y marea, contra corriente. Antes de morir por él, ella se rinde a sus encantos con la vida.
Ella tiene un enorme puzzle entre sus manos, y sueña intentando encajar las piezas.
Mientras tanto, suelta una de sus mariposas, para que vuele solita y se pose en una preciosa farola. El resto de las mariposas se quedan con ella, mientras sueña que cuando esa farolita se ilumine después de la media noche, él también será capaz de verla allí posada, llena de vida y de color.
Es que ella, antes de morir por él, quiere vivir por él.

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