Pasar esta noche de sábado en vela en el hospital, me ha mantenido el pensamiento en constante ebullición.
¡Que perfecta es la naturaleza! Sólo hay que saber apreciarlo, sin darle demasiadas vueltas, simplemente, hay que estar atentos a lo que ella siempre nos quiere contar serenamente.
Desde el primer dia, convertimos en un drama que Lucas rechazara la teta de su mami. Sara, la más menuda, se agarró a ella con un tremendo instinto de supervivencia.
Aún no lo he hablado con mi peque, que es su mami, pero ella tal vez también ha sido capaz de entenderlo.
Seguramente Lucas, ya en el vientre, decidió en complicidad con su hermanita, que la teta le pertenecería solo a ella. El, más gordito, la rechazaría y ya los demás se buscarían la vida para alimentarlo. Un diminuto biberón.
Mientras lo tengo en mi pecho, hecho un ovillito, me reafirmo en lo que siento.
"Tengo el alma realmente enamorada", pienso, mientras huelo su diminuta cabecita. Es por éso que el caudal de mis sentimientos siempre, siempre, tiene la misma desembocadura, "mi Mágico Ser". Así le llamo, desde que encendió preciosas cosas dentro de mí, pero es real y de carne, sino ¿como iba a estar yo muriéndome por sus huesos?
Pues sí, mi Mágico Ser, yo, como Lucas, me haría un ovillito en tu pecho, y todo lo importante, lo dejaría para los que tu decidieras que lo necesitan más que yo. Con ésto, yo pensaría "he robado la más brillante de las estrellas". Y tú podrías pensar "éste es el más dulce lucero que he encontrado en mi vida". Ninguno de los dos seríamos fugaces y nos tendríamos eternamente. ¿Por qué? Porque la naturaleza, es sabia.
Bueno, sólo pediría una cosa constantemente "no quiero dejar de oir nunca ese nombre que se te antojó para mí". ¿Poco pedir? Sería como estar en la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario