martes, 11 de agosto de 2009

¡QUE BICI TAN MONA!













Esas bicis estáticas, en las que pedaleamos, pedaleamos y pedaleamos, no nos llevan a ninguna parte. Pero nos ponemos a prueba a nosotros mismos, dándonos cuenta de lo fuerte que somos y de nuestra resistencia, de nuestra capacidad de lucha y de ilusión. Porque, si ponemos unas ruedas a esa bici, llegaríamos antes, pero eso no quiere decir que lleguemos mejor. Y mientras intentamos recorrer un largo camino imaginario, el sudor de nuestra frente es nuestro combustible, y la confianza en nosotros mismos, nuestro motor. Es muy gratificante.
¿Un animalito de compañía, incondicional, capaz de aguantar nuestros momentos en los que parece que nunca vamos a llegar a la meta? Un simpatiquísimo mono. Pero no un mono cualquiera, no. Un mono lleno de salud, que se alimenta de buen rollo, de alegría, de frases sinceras, de miradas de frente. De esos de los que puedes presumir, y decirle al más pintado de los mortales ¡pero que mono tengo!

No hay comentarios: