lunes, 17 de agosto de 2009

MIRARE DE REOJO


Después del último adiós, cuando llegue cada día, miraré de reojo su butaca vacía, pero no con tristeza, sino con inmensa alegría, porque cada día que él se sentaba en ella, me esperaba. Y cada día, yo llegaba.
Y mi conciencia me dice, misión cumplida.
Eso es lo que yo recordaré.

No hay comentarios: