viernes, 7 de agosto de 2009

PARA MATAMÁ ME VOY


¡Que Verano tan diferente! No. No voy a la Iglesia de Matamá. Aunque podría ir, antes de cenar el churrasquito que me espera mañana sábado, escuchando un grupo musical en directo. ¿Me apunto a un bombardeo? Pues sinceramente, sí. Me apunto de mil amores.
Agarraré esos huesos con carne con las dos manos y salvajemente le hincaré todos los dientes, mientras el batería hace un redoble para animar mis instintos prehistóricos.
No no, a mí la Gripe A no me pilla triste. Los tristes tienen así como un fuerte imán para atraer lo malo. Quita, quita. Si toca matamear, pues matameemos.
Hace años que no piso ese lugar. La familia de mi comadre tiene una pelu allí. Recuerdo aquel moldeado que me hizo su prima cuando mi peque mayor tenía meses. ¡Dios! parecía el señor de ese anuncio donde el ocho está escoltado por onces.
Durante una larga temporada no pude ir al cine porque molestaba. Lo intenté con sombrero y cuando me mandó el acomodador que me lo quitara y salió todo aquello de dentro fue peor. Esa temporada ni magia tenía en el corazón, ni nada. Me mataba a preguntarle a mi espejito mágico "díme, espejito, ¿soy la más linda?" y él me contestaba "de las peludas, sí". No soy rica en dinero, pero en anécdotas sí. A ver si el matameo del sábado me deja grabado en mi cerebrito de Homer Simpson alguna anécdota buena para recordar. Seguro que sí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al final de "matameo" nada, pero yo sí que "casimemeo" leyendo, jaja.
Muakas!

Marta.