lunes, 31 de agosto de 2009

MAÑANA VOLVERÉ A MI PECERA, DONDE MEJOR ME MUEVO


Mi pecera municipal cerró durante el mes de Agosto. He tenido el agua del mar, cerca, muy cerca. Tan sólo veinte minutos en autobús. ¡Un lujazo!
Pero el agua tibia de mi pecera, transparente, me hace flotar. Mis cincuenta y cinco kilos se disuelven en esa tibieza, como el azúcar en mi café.
Septiembre nos devuelve a los libros, al trabajo a los que han disfrutado vacaciones,
a las tiernas lágrimas de los más peques, que por primera vez tendrán profes que les enseñarán números y letras a través de los juegos.
Mi aleta imaginaria, con reflejos de coral, aún hará alguna pirueta en agua salada y yodada, los fines de semana.
Me he colado en su mundo, tal vez para diferenciarme, decidiré cambiar escamas por Nenúfares, mucho pero mucho más suaves al tacto.
¿Os revoluciono también a vosotras, míticas Sirenas? Tal vez, cuando veais mi traje, mudareis las ásperas escamas por suaves pétalos. ¿Por qué no?
No quiero tener tentáculos para defenderme, ni mandar chorros de tinta para despistar a los enemigos. Prefiero la suave delicadeza para desenvolverme como pez en el agua, tanto en el mundo marino como terrestre.

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