lunes, 10 de agosto de 2009

ALZA LA PATA Y LAMBE


Eso decía mi abuela. Le decíamos "abuela, tengo hambre", y ella contestaba siempre "alza la pata y lambe".
Al lado de esa sombrilla playera y mi toalla, estaba Julia, un bebé precioso, de ébano. Su mami, blanca como la leche, le pidió "dame un beso de vaca, Julia". Julia sacó su lengüita y la pasó por la mejilla de su mami. ¡Pura ternura! Estoy esperando que Sara y Lucas me den una buena lambetada.
La ternura me derrite, en vez de "dáme un beso" ¿por qué no pedir "porfi, dame una buena lambetada?
Una vez escribí que a veces, no siempre, se encuentran seres mágicos en nuestro camino, que llegan a "lamernos" el corazón. Hay que sentirlo, no se puede explicar.
Es una sensación tan pero tan dulce, que ese lametazo nos vira al revés el corazón. Y ya nunca se olvida.

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