martes, 9 de junio de 2009

UN PAR DE COSITAS...¡SEÑORAS MIAS!


Mire, señora madre, esta galletita envuelta en una gasa y metida ahí en ese invento, para que no me atragante mientras la chupo, verá, como que no. A mí deme la galletita a pelo y verá usted cómo me la cepillo en nada. Que no tengo dientes, pero tengo encías duras. La pobre Sara la mordisqueó toda con la encía y se la tragó, claro, a ella la teneis trabajando todo el santo día en cuatro patitas en la playa para ganar no sé que rayos de una apuesta y está muerta de hambre.
¿Ve usted el dedito, señora madre? Pues yo acostumbro a pensar así, con el dedo levantado, para que me entendais de una vez. Pónle la gasa al dedo antes de rechupeteármelo, para que no me dé tanto asco, que ya está bien de estar encima de mí, señoritas.
Y mi señora abu, ésto es para usted, yo no hablo, pero oigo. Ya vale de decir que mis pelotillas son demasiado marrones para mi edad. No, señora. Las pelotillas son de ese color, lo único que te pasa, es que tú ya no te acuerdas. Las únicas pelotillas marrones que ves son los garbanzos que te comes. Y no es raro, mientras vayas por ahí diciendo "soy una Sirenita", son las únicas que verás, porque si Forrest Gump corre, ni te cuento los que te oyen decir éso, ¡envidia le dan a Forrest Gump!. Pero bueno, tú sigue en tu nube.
Y mi señorita madre lo mismo, te sigue la corriente. Ella tiene una disculpa, porque para tener los hijos así, de dos en dos, me imagino que las pelotillas de papi no son marrones, son rojo encendido. ¡ya te vale a tí también, machote! Marrones, seguro que no. Ya hablaremos de hombre a hombre algún día.
Y otra cosita, por favor, preguntarle a la pediatra los métodos modernos que hay en el siglo XXI, señoras, cuando me tiro tres dias sin hacer cacolas, ¡pero el termómetro haciéndome cosquillas donde la rabadilla pierde su nombre, no! ésto ya tiene que acabar. ¡me siento tan humillado!
Y por último, que sois muy ocurrentes las dos, cuando choqueis las cinco porque por fin me he dormido, vendaros las manos así como mi galletita, porque haceis tremendo ruido y me volveis a despertar, burricas, la abu no se va a ir en el autobús de las nueve y veinte, no, se tendrá que ir en el de las diez.
¿Y el próximo inventito, cual va a ser, señoritas? ¿Me vais a plastificar el pito para ahorrar en pañales? Ay, Dios mío, ¡que paciencia!
Y hablando de plastificar, señora abu, cuando Sara vaya a tu casa, llevará la mochila de sus muñequitas plastificada, sí, plas-ti-fi-ca-da, para "que no se le caiga en tu bolsita de la compra ninguna de sus Princesitas". ¡hay que ver a lo que has llegado! Ríete, ríete.

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