domingo, 28 de junio de 2009

MI NUEVO INVENTO


Con mi matamoscas arreo sin ton ni son.
Con mi regadera, he regado durante toda mi vida a las personas que me rodean, llevándome algunos chascos que otros. Pero aún la conservo.
Algunas veces, paso el agua de la regadera para mi pistolita de agua, mi nueva adquisición.
Dice la canción de Rosana que tan sólo podrán con nosotros, cuando nos rendimos, si disparan por fuera, y nos matan por dentro. Pero verás, Rosana, es que a veces no te matan ¿sabes? tan sólo te hieren, y duele. Duele.
Cargo mi pistolita con agua, pero esta vez con agua oxigenada y me disparo yo misma, directa al corazón, para que me sane la heridita. ¡uy, que fresquita! no suelta espumita, eso quiere decir que la heridita no está infectada. Yupiii!!
Y cuando la heridita esté sanita, cogeré la preciosa pistolita y la rellenaré con nata y le quitaré el taponcito de la punta para que salga a borbotones, será una buena manera de poner un toque blanco a mi copa con fresas. Uhmmm!!
Que simpático sería que en el restaurante, viniera el camarero con las copas llenitas de fresas coloradas en una mano, y la pistolita de agua en la otra mano, rellena de nata.
Diver, diver, diver. Diferente, diferente, diferente.
Kamikaze de la vida. ¡que vas contra corriente, cabritilla! ¿Yo? No, vais todos los demás.

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