viernes, 1 de mayo de 2009

COMO UNA TAJADA DE FRESCO MELON

En mi tierra a la sandía, le llamábamos melón.
Anoche, cuando volvía para casa, se me antojó mirar al cielo y verla. Era como una tajada de melón, imaginariamente enchufada a la corriente, por la luz que desprendía sobre aquel fondo negro. Las estrellitas que flotaban a su alrededor estaban colocadas mágicamente, como si fueran pequeños besos sonoros enviados por ella. Me hace sentir estupendamente esa sensación que yo me invento.
Un chocolate con un toque de menta, hirviendo, no fue una sensación inventada, fue real. Me calentó el estómago. El alma ya la traía caliente.
Cuando apoyé la cabeza en mi almohada perfumadita, cerré los ojos y volví a pensar en esa Luna, en esos besos imaginarios y en esa luz de mis días.
¿Hoy es el Día del Trabajo? Ay no sé!! Será, porque no tengo que ir a la oficina. Pero es demasiado real y rompe la magia de mi dia especial.
Prefiero planchar, que Lorenzo me recorra las vértebras, una por una, con sus besos imaginarios, mientras mi ropita queda como nueva. Necesitaré una de esas blusitas, bien planchadita, para inventarme que esta noche ella brillará de nuevo para mí.
Ninguna de las imágenes de internet están a la altura de la que tengo grabada en mi pensamiento. Hoy no robo ninguna.

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