domingo, 1 de marzo de 2009

¿MEDIO LLENO O MEDIO VACIO?


En los momentos menos buenos, es cuando tenemos que sacar de nuestro interior toda esa fuerza que las pequeñas cosas nos han dado. ¿El vaso está medio vacio? No. Medio lleno.
Pensaba tener el mar a mis piés este fin de semana y que el agua helada me hiciera sentir dolor en los tobillos, que reaccionarían con la arena caliente. Un pequeño giro ha hecho que el paisaje cambiara. A través de una ventana de hospital, podía ver otras habitaciones enfrente, gaviotas en el tejado y un día gris. Mientras cerraba esa persianita, coloqué imaginariamente un mar transparente en forma de visillo, los reflejos del sol en su superficie y esos peces que nadan despacio a mi alrededor. ¿Por qué no?
Me han sustituído ahora por la mañana, para que viniera a dormir un rato. Mis horas de sueño las he cambiado por el agüita tibia de la piscina municipal, que me ha servido para descontraer mis músculos y ser una acompañante sonriente y optimista, de nuevo, esta noche.
El viernes, mientras desayunaba, daban en la radio un número de teléfono para un concurso, consistía en dejar un mensaje a un recién nacido. Yo no participé, no tuve tiempo de anotar el número.
Como tengo la suerte de que Sara y Lucas han llegado a mi vida, a ellos especialmente, y a todos los que están estrenando vida sin cordoncito umbilical, les diría: "contigo se ha roto un molde, eres único, tienes un largo camino delante, estás descalzo, pero tienes un par de piernas fuertes y voluntad para recorrerlo. Pisa fuerte, estírate, bosteza, sonríe, dí lo que sientes, llora, sueña. La vida es un folio en blanco, y tu corazón es el boli que va a escribir tu dia a dia, que mañana, será tu historia. Despega como una cometa cada dia para soñar un ratito, sin dejar de pensar que ese cordelito que cuelga, alguien lo agarra fuerte para que no te escapes con los sueños y vivas también la realidad, que de igual manera, es bella. Si no existiera el mundo real, tampoco existirían los sueños. Elige, descarta, gana, pierde, acierta, equivócate. Nadie te hablará tan claro como tu corazón. Entrena desde este momento, para conseguir escuchar lo que te dice. Sé un mimoso toda la vida, es un error pensar que es cosa de niños. En algún lugar del mundo, hay otro mimoso destinado para tí. Te encontrará".

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