domingo, 29 de marzo de 2009

OYE OSITO

Oye Osito, me dieron ganas de contarte cositas. Es que cuando me siento así como encogidita por dentro, me acuerdo de tí. Me puse el termómetro que mide melancolía y se puso rojo, ni sabía que había que cambiar la hora, ¡y encima toca palante! si aún fuera patrás, hoy ya me pilla el toro con todo sin hacer, y los ácaros con las manos en los bolsillos y chuleándome así como que si me atrevo que me acerque a ellos, pero cinco minutos para tí. ¿Estaré media jamada o jamada y media? Barriendo como la Cucarachita Martina, me digo ¿por qué me habrán tenido que fabricar con cuatro metros de profundidad? Tú sabes, por éso es que no encuentro relleno para mi molde. La gente es más feliz con menos metros de hondo, parece que te dicen continuamente "si vas a quererme, que sea rapidito, que no tengo todo el día". Y éso sí que es crisis macho. Esos que se cruzan por el pasillo y ni se hablan. Y ellas, que piensan "éste hoy quiere tostaditas con mantequilla, se va a enterar, el pan de hace dos días para que le haga herida en la encía y grite, mientras yo me río detrás de la puerta". Eso ella. Y él, él tampoco se queda muy atrás, cuando la ve pasar con toda la ropa para el tendal, piensa "que gorda se ha puesto ésta, le hago la zancadilla y que amortigüe el golpe con todo ese pechugamen que le ha salido". ¡Ay que triste! Y así se aguantan y lloran y todo en el tanatorio cuando falta el primero. ¡cuanta hipocresía!
Tú sí que eres dulce.
Ya sé que soy como una niña y tú eres mi amigo imaginario. ¿Y qué?

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