domingo, 11 de octubre de 2009

POR FAVOR, SEÑOR TENDERO.....


Buenos días, señor tendero. Por favor, quería un kilo de amor y un cuarto de ternura.
Si estas maravillas que sólo pertenecen al corazón, libremente, se pudieran comprar, ya no serían maravillas. Ya no seríamos libres. ¡Dios quiera que la tecnología, que avanza a pasos agigantados, nunca consiga llegar a los misterios del alma!
¡Dios quiera!
Me encanta el nuevo anuncio de la tarjeta Visa, donde ellos mismos reconocen que las cosas importantes, no pueden pagarse con esta tarjeta. Claro que depende de lo que cada persona considere importante. Depende.
Aprendí a quererlo desde la renuncia a él, un bellísimo sentimiento que nunca había experimentado, y que me ha hecho grande, muy pero que muy grande interiormente. Tanto, que sigue ahí, y crece.
Si un día cualquiera, su sonrisa es para mí, siento que ni mi preciosa Luna consigue iluminarme tanto.
Si un día cualquiera, sus cálidos ojos deciden resbalar por mí, no hay edredón que me de más calor.
A su sombra. Porque él no me pidió que lo quisiera. Yo lo decidí libremente y estoy encantada de... ¿idolatrarlo? ¿adorarlo?
Sí. Me rindo a sus piés, en un silencio a gritos.

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