Cierro los ojos embobada con esa letra. "Detalles". Siempre me gustó mucho Roberto Carlos.
Esos pequeños detalles, de tí, para mí; de mí, para tí, son lindos, lindos de verdad.
Nunca se olvidan. Nunca.
Gran sentimiento convertido en pequeñas cosas.
Pequeñas cosas que permanecerán mucho tiempo.
Mucho tiempo marcado segundo a segundo.
Segundo a segundo convertido en minutos.
Minuto a minuto convertido en horas.
Horas y horas convertidas en días.
Días y días convertidos en meses.
Meses y meses convertidos en años.
¿Cuántos? Tal vez...¿cinco millones?
Si alguien me preguntara, "a ver, muchacha, ¿cuando te fijaste por primera vez en la luz que irradia la Luna?", yo contestaría "después de tirarme en plancha en sus ojos, zambulléndome hasta lo más profundo cual Sirena".
Un segundo. Un pequeño segundo me bastó.
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