martes, 21 de julio de 2009

Y DECIRME...¿CON QUE SOÑAIS?


Cuando algo nos preocupa, es inevitable quedarnos dormidos pensando en ello. Y soñamos. Yo he llegado a despertarme con la cara húmeda.
Cuando mi niña mayor viajaba para competir en campeonatos de gimnasia rítmica, se repetía el mismo sueño, carreteras y más carreteras. Me angustiaba. Tenía miedo que le pasara algo.
Sueño con personas a las que quiero, que tengo lejos. Es normal, porque durante el día, me acuerdo de ellas y las añoro. ¡Vaya si las añoro!
Y me digo, esas otras personas que existen en la vida real, y que como en los cuentos, estropean cosas bellas con sus intrigas, sus rumores y sus comentarios que hacen daño y confunden, que llevan y traen, cuando apoyan de noche su cabeza en la almohada, ¿con qué soñarán? ¿dormirán plácidamente? ¿se arrepentirán?
La conciencia no duerme, y soy muy arriesgada cuando le digo a la gente que éso es lo que significa el cielo y el infierno, pero todo está aquí, mientras estamos vivos. El cielo, es actuar bien, primero con nosotros mismos, siendo honestos y escuchándonos por dentro, suficiente para actuar bien con los demás. Y el infierno, es nuestra propia conciencia, que nos habla y nos habla y nos vuelve a hablar, y aunque nos pongamos el MP3 incrustado hasta el tímpano, no conseguimos callarla.
¿Tendrán sabor salado esas lágrimas que tal vez suelten mientras sueñan, o serán amargas?
Lo que sí es cierto, es que a la larga, pasa factura, con un impuesto de valor añadido, un 16% de su piel envejece con cada una de sus patrañas para enredar al prójimo.
Este pensamiento me ha surgido tan fácil como sacar una patata podrida de un pequeño saquito que compré ayer en el super. Y me dije, qué facil, si la dejo con las otras, se pudrirá el saco entero. La tiré a la basura sin ningún remordimiento. No es más que una patata podrida.
Algo tan cotidiano y tan casero, hizo que saltara mi interruptor mágico y pensar que el barco de nuestras ilusiones, es como ese pequeño saco; el resto de los tripulantes igual de ilusionados, son como esas sanas patatas. ¿Una de ellas podrida? No conseguirá que el barco se hunda, si utilizamos el mejor insecticida, la sinceridad, las ideas claras y un no me cuentes nada que no te estoy preguntando ni envenenes momentos divinos, dicho a tiempo.
Nuestro corazón sano nos ayuda a pensar con claridad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se puede decir más alto, pero no más claro. Besitos mummy mae ;)