lunes, 27 de julio de 2009

GRACIAS, MI QUERIDO VERANO


Eres un buen aliado. No tenemos en Vigo este año un verano radiante, pero yo soy de las que pienso que en la variedad, está el gusto.
Una pequeña sombrilla lo más cerquita posible del agua, mi piel caribeña tiene memoria y le suplica a la brisa marina su suave caricia, suficiente para un ligero tono, Lorenzo me mira desde lo alto, sabe que lo necesito unos diez minutos, cuando salga del agua helada.
Un buen bocata, un buen libro. Y porqué no, un buen pensamiento.
Yo me acompañaré hasta el fin de mis dias, por eso intento estar bien conmigo misma hasta entonces. Apago mi radio, porque es preciosa la música que suena, pero aún es más lindo el susurro de las olas, que van y vienen. Y es ahí, mientras van, cuando mi corazón me implora perdón en un sollozo, por haber tomado las riendas de mi vida en su loca carrera intentando saltar innumerables obstáculos, y es ahí, mientras vuelven, que mi alma se retuerce y confunde todo lo salado del mar con la añoranza de unos cálidos ojos, donde a mí se me antojó ver el brillo de unas alas tan fuertes como las mías, que nos llevarían a ambos al País de los Sueños.
Y bailo en una discoteca de moda, como aquellas compatriotas vestidas de blanco a las que los turistas pueden contemplar cuando "se les sube el santo". Descarga de adrenalina ¿Por qué no?
Y otra "descarga ao vivo" que me brinda un teatro de mi ciudad, música cubana y música gallega. Mis dos tierras. Una que me vió nacer. Otra que me verá morir. En una soy emigrante, en la otra, inmigrante.
Y libre, libre como las golondrinas del poema de Bécquer. ¡Vaya suerte la mía! También me espera la Oreja de Van Gogh en un concierto al aire libre, en el Parque de Castrelos.
Sí señor, nuestro envase interior nunca llevará escrito un "consumir preferentemente antes de ..." si conseguimos mantener el termómetro de la ilusión al rojo vivo.

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