miércoles, 16 de diciembre de 2009

UN SUEÑO PERFECTO


Frente a frente, el cálido visillo que desprendía su taza de café hirviendo, era el único muro que los separaba. ¡Por fin ella podía dialogar con él!
- ¡Mírame! ¿por qué te resistes a quitarte la venda de los ojos? ¡No soy perfecto!
En voz baja, ella le respondió
- Pues claro que no eres perfecto. En esta historia, lo único perfecto, es mi amor.
Con suave gesto, se quitó los guantes, dejó al descubierto sus pequeñas manos y su corazón. Imitando al más perfecto de los mimos, anudó una venda imaginaria alrededor de sus ojos, visible a los de él y a los de los demás.
Y se alejó, llevándose con ella toda su riqueza, su perfecto corazón.



Este pequeño relato, también podría tener el título de "polución nocturna cerebral". ¿Vulgar? Tal vez.

Si alguien me preguntara, ¿cuándo conseguiste hablar con él?, yo respondería "Mientras dormía..."

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