lunes, 21 de diciembre de 2009

QUERIDO RATONCITO PEREZ


Mi Ratoncito Pérez, en un día lleno de stress, mi niña que viene a pasar las Navidades a casita, tirada en el aeropuerto de Madrid; el amor de mi vida, que yo lo encontré a él, pero él a mí no, es difícil que aflore el romanticismo. Se me bajó todo para el dedo gordo del pié, me lo pisaron en el autobús y me reventó. Pero sé que volverá.
Aún así, Ratoncito Pérez, sé que existes, así que si estás cerca de un super, porfi tráeme tres kilos de patatas, sopita de sobre de pollo con pasta, detergente de oferta y compresas con alas, porque hoy no soy capáz de volar con la imaginación.
Ni se te ocurra llevarte uno de mis dientes, porque a mis años, ya no me saldrá uno nuevo. Te dejo 20 euritos debajo del felpudo.
¡Ah! No me traigas el traje de Mamá Noela, que me lo compré en un chino pol cinco eulitos. Estaré abrigadita en Nochebuena, maquilladita, peinada y en compañía de mi preciosa familia.
Este año me ahorro la pasta del centro de mesa, porque las sonrisas de Sara y Lucas le quitarían protagonismo, y el toque de humor lo pondrá mi viejito, que perdió un poco la pinza con ochenta y tres años, pero puede comerse su puerquito, su congrí, su yuquita y ver el revuelo que forman las burbujas en su copa de champán. ¡Quien puede pedir más!
Un besito, mi Ratoncito Pérez.

No hay comentarios: