No, mayores, vereis, vosotros ya llegais tarde a canciones como ésta. Estais demasiado oxidados para lograr soluciones.
Soy uno de tantos niños privilegiados, simplemente porque nací siendo niño, y aún tengo ganas de seguir siéndolo. Mi trabajo consiste en intentar meter en una cajita, un triángulo, en el sitio del triángulo; un círculo, en el sitio del círculo; un cuadrado, en el sitio del cuadrado; una estrella, en el sitio de la estrella. Y cuando llego a la bola, la cojo entre mis pequeñas manitas y me digo ¡parece la bola del mundo! ¿cuántos niños como yo tendrán ganitas de cogerse de las manos y hacer una enorme rueda, para cantar canciones infantiles?
Aún no tengo por qué preocuparme con canciones como ésta, ni puedo ver tan crudas imágenes, pero casi me atrevería a decir, que sí tengo la obligación de entenderla y valorar que soy tremendamente afortunado, simplemente, por poder disfrutar de mi niñez. ¡Lloro tantísimo cuando un globo explota cerca de mí! ¡Que ruido hace!
Niños de aquí, y de allá, la bola del mundo, ¡ESTÁ EN NUESTRAS MANOS!
Vamos a intentar, entre todos, marcarle un buen GOL a los mayores.
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