viernes, 7 de noviembre de 2008

ROSA BLANCA Y TULIPAN



La rosa blanca es majestuosa, fina, fuerte y llena de seguridad en sí misma. Sabe que es tan bella como inalcanzable y casi prohibida. Si pudiésemos extender la mano y rozarla, perdería gran parte de su misterio.
Seis pétalos en forma de corazón invertido forman el tulipán, tan frágil y delicado, que se doblega ante la suave caricia de la brisa, su alegría es natural y adora los espacios libres.
Se me antoja que las gotas que resbalan por sus suaves pétalos, a primera hora de la mañana, no es consecuencia del rocío, son lágrimas, porque se muere por el capullo blanco, pero no consigue alcanzarlo para susurrárselo, muy bajito, al oído. Es en esta melancolía donde se encuentra el enigma de su encanto.

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