viernes, 14 de noviembre de 2008

MIS PRIMERAS CASTAÑAS


A mi primer otoño en Vigo, lo llenó de calor aquel primer cucurucho de castañas. Hacía tres meses que había dejado mi tierra caliente, y aquel iba a ser mi primer invierno de verdad. Mi adorable tío Benigno, nos llevó de paseo por la calle Príncipe, de noche. Todo para nosotros estaba lleno de luz y, a la vez, de incertidumbre. Cada uno de nosotros, empezaba de nuevo su vida, en familia, pero buscando su huequecito particular en la tierra que nos acogía.
Me detuve ante aquel señor que asaba castañas, y mi tío nos compró un cucurucho para cada uno, ¡cómo quemaban! ¡y como dejaban de negras las manos! pero que deliciosas estaban, un nuevo manjar para mi paladar.
Cierro los ojos y puedo sentir aquel olor y aquel calor. El mismo calor con el que esta tierra, y su gente, me ha acogido.
¡Vaya suerte hemos tenido!

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