lunes, 15 de septiembre de 2008

LA ERA DE LAS MAQUINITAS


Hoy es muy común ver como los más pequeños de la familia, llevan para todas partes esas maquinitas a las que dedican mucho tiempo.
Pero lo que yo no sabía, y que me ha dejado perpleja, es que esas maquinitas "se hacen querer".
Yo eché de menos, pero mucho mucho, estar en mi casa cuando mis tres peques eran éso, muy peques, menos mal que por aquel entonces tenía jornada intensiva y tenía la tarde para estar con ellos. No disfruté ni de sus desayunos, ni de recogerlos en el colegio a las doce de la mañana, ni de sus almuerzos, ni de las mañanas de los sábados. Tenía que trabajar, y su papá también. ¿Cómo no? Como todas las mamás. ¿Cómo pagar todas las cositas materiales que se necesitan si no es con dos sueldos? ¡Ay por Dios! hay que ver cuántas necesidades nos creamos.
Pues a lo que iba, estoy pendiente de que mi peque primogénita, que ya es una mujercita de casi veintiocho años, casada hace tres y que lleva en su vientre premio doble, con lo cual, ya valía mucho, ¡pero ahora vale el triple!, me pase esas informaciones de lo que esas maquinitas son capaces de decir. Ella no jugaba mucho de pequeña, era una niña muy aplicada y adoraba los libros, pero lo que son las cosas, ahora, adulta, estuvo unos dias de baja al principio de su embarazo y su hermana le prestó esa maquinita para que no se aburriera. Y esa maquinita le empezó a decir unas cositas.....¿qué es lo que te decía, eh Marta, cariño? Estoy esperando, porque me has dejado realmente asombrada y quiero escribir lo que he sentido. No te olvides. Es que me has dicho un par de frases que no es nada común oir de los labios de un ser humano. ¡Qué cosa tan extraña!

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