martes, 23 de marzo de 2010

PASARELA DE SUEÑOS


Príncipe. No podía ser otro tu nombre.
Gigantes maceteros, cuna de recién nacidos tulipanes que observan a los transeúntes, que van, y vienen.
Entre acordeones y violinistas, me cortas el paso con una enorme y transparente pompa de jabón, y tras de tí, tu compañera, con un cestito en la mano.
- No llevo nada suelto - susurro, mientras puedes leer en mis pupilas lo que siento. ¿cuánto crees que cuesta tu frágil pompa de jabón? ¿no ves, acaso, que soy una soñadora? ¿no te das cuenta, que convierto una calle, en una pasarela de sueños?
Daría mi riqueza por tu pompa de jabón, donde metería al señor del acordeón, al violinista y a los gigantes maceteros de tulipanes.
Me despierta el sonido del "clin" de la moneda de un transeúnte, un ligero sonido metálico que hace explotar la pompa. ¡Ah, pero... si resulta que desprende un dulce olor. No. No es el kiosko de los gofres, que tengo al lado. Tan sólo, ¡es magia! Magia del corazón, capaz de convertir una calle, en una Pasarela de Sueños.

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