sábado, 2 de enero de 2010

¡NIEVEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!


Mi primer baile del año, en una pista aún vacía de personas, llena de globos blancos y de música. ¡NIEVEEEEEEEEEEEEEE!!
Pensé. Me abracé a uno de ellos, y bailé, bailé y bailé.
¡Que compañero de baile tan perfecto! El mejor de todos, mientras mi corazón sea esclavo de un amor, un mágico amor que me llena de alegría y de tormento.
Reventaron con el amanecer, PAN...PAN...PAN Y PAAAAAAAAAANNN!
Y mientras reventaban, pensé en la niña del anuncio, ¡TÍRALA, ABUELO, TÍRALAAAAAAAAAAA!
Mi amor, mi amor, mi amor. Mi tormento, mi tormento, mi tormento.
¿Alguien se daría cuenta, que debajo de un disfraz de alegría, se puede esconder un corazón desgarrado?
Sí. Mi compañero de baile lo sintió. Mi globito blanco se quedó en una de las sillas, donde lo dejaba descansar, de vez en cuando. Debí llevármelo, pero no lo hice. Así que cuando le tocó su turno, explotaría como los demás, pero yo no pude escuchar su ¡PAAAANNNNN!

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