sábado, 16 de enero de 2010

SOY UNA CABRA FELIZ, HEIDI













Querida Heidi,
Me escapé del rebaño. Porfi, no quiero que Pedro se ponga triste, así que cuando esteis los dos en la pradera hablando de vuestras cosas, díselo suavemente.
Verás Heidi, estoy en una pradera enorme, verde, yo creo que es cesped, a lo mejor me colé en el jardín de algun ricachón, o en un campo de fútbol, correteo sin parar, me tumbo al sol y no me siento presionada. Es que en medio de todo el rebaño a las órdenes de Pedro, me siento frustrada. Ni te imaginas la de leche que doy siendo libre, LIBREEEEEEE como Nino Bravo, yo soy muy flexible por todo el ejercicio que hago así que me ordeño yo misma, TREMENDOS QUESOS con lo sano que es, no sube el colesterol ni nada, me haré rica, son quesos artesanos con denominación de origen, tengo tiempo todo el dia al aire libre para hacer etiquetas y pegárselas con saliva de cabra, ya no se despega más.
Y además, mira, cuando llegue el verano, yo quiero conservar toda mi lana, ya estoy harta de salir trasquilada. El que quiera un jersey, que vaya al Carrefour y se compre tres, total, pagan dos. Yo no doy mi lana ya nunca más.
Me dejaré crecer los rizos como Bisbal, que me caigan por toda la frente, y cuando no pueda ver lo que tengo delante, pues soplo y ya se van solos patrás, o me pongo una pinza. Seré la cabra de la pinza.
Y Niebla que deje de bostezar, ¡que perro tan aburrido por Dios!
Te dejo, que vienen dos paisanas a por sus quesos. Mira tú por donde, si son Clara y la Señorita Rotenmeier. Ya se corrió la voz, me han encontrado. Se acabó mi paz.

1 comentario:

Ioseba dijo...

y desde cuándo las cabras dais lana???