sábado, 28 de noviembre de 2009

EL OLMO Y LA NIÑA, LA MAS BELLA HISTORIA DE AMOR


Ella se sentía cómoda a su lado.
Con mejillas encendidas de amor, admiraba el suave movimiento de sus hojas, respondiendo a la caricia del viento.
"Nada como cobijarme bajo tu sombra, mi querido Olmo". Le susurraba.
Ella era feliz con su amor, porque el Olmo la entendía.
Y el Olmo la esperaba cada tarde, en aquella tierra donde echó fuertes raices.
La tibieza de su espalda contra su tronco, era mucho, mucho mejor, que pedirle peras.
Esa era la base de su eterno amor.

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