miércoles, 21 de julio de 2010

¿QUE NOS CUENTAN ELLAS?


Me llaman poderosamente la atención las manos de las personas. Hombres, o mujeres.
Pueden arruinar la vestimenta más elegante. O dar un toque especial a un atuendo sencillo.
Odio las uñas largas como mejillones. ¿Que tendrán dentro? puaffffff!!!
Recuerdo en mi adolescencia, lo relajante que era para mí arreglar las manos de las niñas del barrio.
Cuando terminaba la jornada escolar, a las cinco de la tarde, la sombra de un arbol del parque, despues de una ducha, era el escenario perfecto para que yo, la Srta. Pepis, apareciera con todo el "instrumental".
Las primeras uñas las pinté mezclando el esmalte con la sangre que corria a borbotones de aquellas tiernas cutículas. ¡Hasta que aprendi!
La voz se corrió en el pueblo, así que la Srta. Pepis se divertía poniendo guapas a sus amigas.
¡Depílame las cejas! me dijo una de ellas una tarde. Pos vale. Le depilé las cejas, y le dejé el entrecejo. :-D ¡Hasta que aprendí! La siguiente de la cola ya pudo lucir unas cejas finas y perfectas.
¡Córtame las patillas! Me dijo mi hermano una de aquellas tardes. Y se las corté. Nunca mas le crecieron, corrió detrás de mí, tijeras en mano, durante un buen rato.
Las chicas de la familia han decidido que la Srta. Pepis retome su maletin lleno de artilugios y convierta sus manos en blancas palomas.
Bueno, si ellas se atreven, y a mí me sirve de relax, ¿por que no?

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