martes, 13 de abril de 2010

PIEL DE LUNARES


Correr descalza por la hierba fresca, imaginando que el Sol era mi inseparable cometa de papel amarillo brillante, compartiendo con el viento los jejenes que se empotraban en mi cara, mezclándose con un bocadillo relleno de toda la libertad de una tarde de pueblo.
¿Rayos ultravioletas? ¡Pues claro que sabía lo que eran! Eran...eran...eran los destellos de mis flores favoritas. ¡faltaría más! Así que todo ese sol que se me incrustó, día tras día, me brotó en forma de lunares. Una crema protectora con aquel calor, me hubiera chorreado hasta los mismísimos tobillos, convirtiéndome en una cebra.
¿Será por éso que tantas Cruelas Devil me hicieron sentir como un Dálmata? Será.
¿"Bajarme" a su altura?. Prefiero la reacción de un tierno cachorro recién bañado, una buena sacudida, salpicándolo todo.

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