domingo, 15 de junio de 2008

GRACIAS, MIS SOLES


A cierta altura de la vida, un día, de repente, decides en tu loca carrera detenerte un momento, y girar muy despacio la cabeza, con una tremenda curiosidad de ver el camino que tus pasos han ido recorriendo. Yo he sentido esa curiosidad, y lo he hecho, he mirado hacia atrás, no sin sentir miedo, tengo que confesarlo. Me ha gustado inmenso lo que he visto, la luz me deslumbraba y me llenaba de un cálido sentimiento. Un dia, tres pequeños rayos de luz, llegaron a mi vida, eran tenues y finos, tiernos, simpáticos, ingenuos, estos rayitos han llegado a ser haces de luz potentes, independientes, seguros, después de cada nubarrón y de cada lluvia, han conseguido seguir brillando con luz propia, y esa luz, es toda la luz que necesito y que ilumina el camino de hoy y el que aún me queda por recorrer.

1 comentario:

Marta dijo...

Aysss, qué potitooo!!!! ¡Mua!