Soy una soñadora, y tú eres mi sueño.
Y en mis sueños, me regalas violetas, ¡noooooo! no todos los días, tan sólo cuando ya las otras se han marchitado. Y como las riego a menudo, como aconsejan las floristas, en la raiz, no en las hojas, me duran muuuuuuuucho y así no te meto en demasiados gastos. En los sueños se derrochan caricias, sentimientos y dulces palabras, nunca dinero.
Y ahí, en mis preciosos sueños de cristal, cantas para mí, millones de canciones diferentes, pero todas... ¡tan románticas como ésta!
Y en los sueños, Príncipe de las Violetas, yo también tengo toooooooodo el tiempo del mundo para escucharte.
La luz del sol, durante el dia, rivaliza con la de la Luna, durante la noche.
Y tus ojos, mi Príncipe, tus ojos rivalizan con la brillante luciérnaga que yo he prendido en tu corbata. Bueno, en el Pais de los Sueños, éso es una corbata con una luciérnaga.
Tan sólo hay que dejar que vuele nuestra imaginación.
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