jueves, 7 de agosto de 2008

LA PROFUNDIDAD DE CADA SER HUMANO


Cuando mi despertador suena a las 6:45 h., rutinariamente, dia tras dia, me encierro en mi cocina, enciendo la radio, y mientras cuela el café de mi vieja cafetera italiana, mi licuadora tritura todo tipo de frutas para mi hijo y para mí. Desayuno mientras escucho las noticias, y cualquier cosita que me llame la atención, dispara el interruptor de mi imaginación. Es verano, nos avisan que antes de tirarnos de cabeza al mar o a la piscina, midamos esa profundidad, porque los daños medulares ya serán irreparables y hay muchos accidentes de este tipo. Pulso mi interruptor, retrocedo hasta tener 5 años, no más, y pienso "éso es, cada persona es como una piscina, antes de tirarnos de cabeza, tenemos que medir cuánto cabemos dentro de ella". Vuelvo a darle al interruptor, avanzo de nuevo años, hasta llegar a lo que soy, mujer madura dentro de mis sueños. En la piscina nos señalan la produndidad, una simple ojeada, basta para saber lo honda que es. Tirarte de cabeza dando lo mejor de ti a personas que no conoces, puede dejarte huellas, no llevan un letrerito en la frente 0,50 metros, 1,50 metros, 2 metros. Puedes llevarte un golpe brutal. Es mágico mirar a través de ingenuos ojos infantiles y reaccionar fríos como adultos.

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