lunes, 23 de mayo de 2011

QUERIDO OLMO



Abro la ventana de mi imaginación, y te veo, Olmo, en mi jardín encantado.
Recorro despacio y de puntillas, el sendero que me lleva hasta tí, descalza, sintiendo la hierba fresca y húmeda bajo mis piés.
Me acurruco bajo tu sombra, y mi espalda se amolda a tu tronco con una enorme facilidad. ¡Me siento tan cómoda cerca de tí! Escucho el lenguaje de tus hojas color esmeralda y añoro el abrazo de tus ramas.
Yo, la pieza defectuosa que no encaja en el puzzle perfecto donde todos los demás parecen haber encontrado su lugar, me confundo contigo.
Algo nos une, mi querido Olmo, en ese abrazo imaginario, nos susurramos mutuamente "quiéreme, quiéreme como soy, pero nunca, nunca, me pidas peras".

No hay comentarios: