domingo, 8 de mayo de 2011



Suena una cumbia, y otra, y otra, y otra más.
Un Angelito traidor, parece soplarle al oído al disc jockey "vamos a chinchar un poco, elige esta canción".
Ella se suelta y dedica una amable sonrisa a su compañero de baile. "Estoy cansada, voy a sentarme un rato".
Y mientras bebe su coca cola a pequeños sorbitos, aprieta con fuerza la llave del guardarropa contra la palma de su mano.
¡Rayos, como duele! ¿cuánto tiempo se ha repetido ella esta frase?
"Tu corazón va donde tu vas, muchacha", piensa ella. Y es un corazón muy fiel, sincero y valioso. No puedes dejarlo en el guardarropa de una discoteca, por cincuenta céntimos.

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