jueves, 24 de mayo de 2012

¿Quién te enseñó?

Que privilegio y que suerte!! Se filtra por las rendijas de las ventanas de mi ofi, el dulce olor a gofre, viene acompañado de esta melodía, que un señor, en la esquina de la calle Príncipe, toca en su órgano. Y se me dá por pensar, nadie es propiedad de nadie, ni siquiera mis hijos, que nueve meses tuve en mis entrañas. Tampoco nos pertenece aquel de quien nos hemos enamorado, pero sí es de nuestra propiedad lo que somos capaces de sentir. Esa ranura que existe en nuestro corazón, tiene una llave mágica que encaja a la perfección. Ese es el verdadero Trofeo.

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