Hoy desperté con una mezcla de melancolía y desconcierto. Sentí tus labios en mi pulso, como si quisieras comprobar por tí mismo que el corazón se me sale del pecho cuando te tengo cerca. Y en la paz de mi Sueño, que cobraba vida en una bulliciosa realidad, mirando tus ojos, que los tenía...¡tan cerca! te susurré ¡mi Cielo!.
Demasiado tiempo. No te veo, no te hablo. No me ves. No me hablas. ¿A qué viene que sigas mezclándote con los latidos de mi corazón?
¡Creamos en la Magia! Tal vez tú también te has despertado con una mezcla de melancolía y desconcierto, al notar en tu boca un suave sabor a Sándalo.
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