jueves, 25 de agosto de 2011

TRISTANA

Es una delicia mezclarse con las historias de Benito Pérez Galdós.
Me llevé de viaje a Tristana y a pesar de estar casi todo el día fuera, echaba mano del pequeño libro cada vez que tenía un momento de soledad.
¡Vaya encanto especial su manera de narrar!
Misericordia es como pasear por un Madrid en 1897, con el pueblo como protagonista. Me relaja este magnífico pintor literario.

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