martes, 7 de junio de 2011

LA APARIENCIA DE LA DAMA



¿Cómo será su cabello? ¿Negro como la noche, brillante como las estrellas? ¿O dorado como el trigo?
¿Y sus ojos? ¿como el azul del mar, como el verde de la hiedra o grises como un día de lluvia?
¿Qué esconderán sus elegantes guantes? ¿unas uñas largas, esculpidas y pintadas de rojo? ¿o unas uñas cortas, limadas y con un simple toque de brillo? O tal vez no, ¡tal vez tenga garras de fiera indomable, con las cuales marca para siempre las espaldas de sus ardientes y apasionados amantes, unas horas antes de que sus esposas marquen sus cocorotas con el rodillo de amasar, ante la evidencia de que una fulana, éso sí, llena de glamour, haya conseguido que la cena... les llegue fría.
¿Dormirá entre suaves, elegantes y frías sábanas de raso, pero sus talones serán tan ásperos que le hace la raya al medio al estirarse, perezosa, cuando el sol se cuela por su ventana?
¿O dormirá entre calidas sábanas baratas de algodón, que compra en la feria de Valença, y sin embargo, es capaz de notar un guisante debajo de cuatro colchones? ¡Vaya, puede que entonces sea la Princesa que inspiró a Andersen para su cuento. ¡Quien sabe!
¿Tomará la fruta con cuchillo y tenedor, aunque la tajada de melón se le escape y vaya a parar a la mesa de al lado, a cuyos comensales dirá "¡sorry!"?
Va a ser que no. Va a ser que esta dama llena de glamour, se mete, entre pecho y espalda, para no ser menos que la Lomana, una hamburguesa de kilo y medio, éso sí...¡A LA PARRRRRIIIIIILLAAAAAAA!

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