sábado, 21 de noviembre de 2009
MI VIEJA AMIGA
Me asomé a mi balcón, Vieja Amiga, la noche era clara, y sin embargo, yo te veía borrosa.
Te mandé un mensaje con el Pensamiento. Me inundas el corazón de un romanticismo que no quiero. Por eso intenté huir.
¡Que tonta! Allí, en el cielo de Londres, ni la luz de una farola consiguió brillar más que tú.
En un banco cualquiera, en una estación de metro exterior, una vez más, te dediqué un precioso Pensamiento.
¿Que hay entre tú y yo, mi querida y vieja amiga?
Mi pena sólo terminará, cuando un día cualquiera, seas tú quien me lo explique.
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